martes, 18 de noviembre de 2014

Mi 'November no rain'

Contexto:

Escribo esta entrada desde mi escritorio compartido, porque hoy me toca, de noche, porque a las 16.00 se puede llamar noche a esto, mientras veo como se aleja el Caledonian hacia la isla de Arran, todo iluminado y luminoso en la tradicional noche sin estrellas escocesa.

Prologo:

Y....Escribo esta entrada para no contar nada realmente. No voy a relatar los lugares que en este mes he visto, ni a relatar si me puse la vacuna de la gripe en el brazo derecho o en el izquierdo (fue en el izquierdo, y aún me duele), si me llené los zapatos de barro o cuántas veces me rompí las medias en un día. No.Escribo esta entrada por el simple hecho de que.... es noviembre, un noviembre raro, y me apetece.

Entrada:

Este año es el primero desde hace muchos en el que no tengo a finales de octubre, o nada más comenzar noviembre, la mítica 'November rain' en mi entrada de facebook ( y anterior a facebook fue en tuenti, myspace y todas esas plataformas que ya... muchos no usamos).

Y, quizá, este noviembre ha sido el más lluvioso de todos los que he tenido, paradójicamente. Pero este mes resulta raro, muy raro esta vez.

He de admitir que me he estado acordando de mi noviembre pasado y de los sucesivos meses. Recuerdo una casa de locos, un piso patera en el que vivían seis personas, dos conejos y un tritón. Un piso donde compartir colchón y donde no habia día sin novedad.
Recuerdo los bizcochos de Cristina, recuerdo un Pablo muy callado, que nunca se perdía una e iba eternamente acompañado de un Ramón naaaada silencioso (Que tampoco se perdía una). Recuerdo a mi Jen (Alias esposo) tratando de hacerme dejar de escuchar Aerosmith cuando me daba el bajón (¿Cuántas veces me has visto con Crazy?), recuerdo a tres chicos lavándose los dientes en la puerta de nuestra habitación, cantando y posando cuando pretendiamos dormir. Recuerdo estupendos y gratificantes paseos con Héctor y tampoco olvido nuestras eternas disputas y reconciliaciones (lo nuestro será siempre un amor odio, pero amor al fin y al cabo). Recuerdo tooooodas las veces que dormí en el salón en vez de dormir en la habitación y las veces que dormiamos tantos en nuestra habitación que aquello parecía el camarote de los hermanos Marx....
Recuerdo noches de playa improvisadas en días de semana, recuerdo el musical de Queen en el teatro Romea, recuerdo echar de menos, porque estaba a 50 Km de distancia....Recuerdo todo eso... Y os echo de menos.

Este noviembre actual está marcado por las visitas que tendré durante todo lo que dure el mes. Es un mes de reencuentros, de amor, cariño, nostalgia, fiesta (porque, admitámoslo, siempre hay fiesta) y de melancolía. No tengo un sólo fin de semana de este mes que no esté conectado con lo que añoro. Visitas que vienen, me hacen feliz y luego me obligan a echarles más de menos cuando se van, así no me gusta a mi jugar.

No puedo negar que soy tremendamente feliz aquí, porque lo soy, y gran parte de ello también procede de la increible gente que he encontrado. No obstante, no puedo negar que desde este fin de semana pasado (aún con más ahínco) estoy contando los días que me quedan para volver y ver a todos a los que echo tanto de menos.

Los que me conocéis, y me refiero a los que me conocéis de verdad, de sufrirme, aguantarme, soportar mis "encantadores" cambios de humor, mis bruscas respuestas y osáis convivir y (a veces) entender mi sarcasmo, vosotros sabéis que no me prodigo en expresarme sentimentalmente en público, pero esto de teneros lejos me está haciendo aprender a quereros y todo. He dicho.

P.S: Alguien dijo alguna vez (no sé si fue alguien importante o yo misma en una fiesta, todo puede ser) que cuando comenzamos hablar y pensar más en nuestros recuerdos y aventuras del pasado en vez de dedicarnos a crear nuevas aventuras, es entonces cuando nos hemos hecho viejos. Sin duda hoy me siento un poquito más vieja.

P.S. 2: Mi reino por un Baraka y un Iberos ¡ya!



martes, 28 de octubre de 2014

October break. Un viaje inesperado.

  • Viernes, 10 de octubre. 
Una valenciana, un vasco y una murciana se encuentran en la estación. Primera parada: Hamilton West.
Parece un chiste, pero así empezamos. Cargados con mochilas, sacos de dormir y comida nos dispusimos a pasar la primera noche de nuestro October Break en Hamilton West, cenando pescado al horno (como señores), peleandonos por quién se queda con la manta y viendo Las brujas de Zugarramurdi, obra cinematográfica que sin duda alguna pronto desbancará a muchos de los clásicos del cine. Creo que esto ocurrirá en el mismo momento en el que yo sepa pronunciar correctamente la 'z', en vasco. Es decir, muy pronto.

Como buenamente pudimos, pasamos esa primera noche en la casa de la anfitriona valenciana dispuestos a descansar lo mejor posible, conscientes de los días que nos esperaban en nuestra loca aventura.

  • Sábado, 11 de octubre. 
La valenciana, el vasco, la murciana y la alemana se van de pi-pi. Siguientes paradas:
Lake District y Liverpool.
Amanecemos el sábado en busca de nuestra cuarta acompañante. Nuestra chica alemana aparece en la estación, tímida, callada, pero sonriente. Con ganas e interés por el viaje. 
Una valenciana muy despierta y vivaracha empieza a conducir mientras la conversación fluye entre los cuatro hasta llegar a nuestro primer destino: Lake District, famoso y mítico lugar donde los prerrománticos vivieron y que inspiró algunas de sus grandes obras, con o sin opio.
Nuestra ignorancia del lugar nos llevó a colarnos en una propiedad privada en la que no estaba permitido el acceso. Por suerte, como castigo, el dueño de la propiedad, después de amenazarnos con llamar a la policia inmediatamente, nos cedió las llaves de una caseta algo derruida y usada como almacén de trastos para poder disfrutar plenamente de las vistas del lago en una inmediata cercanía. Quien dijera que los ingleses son desagradables no conoció a nuestro amigo.
Pateamos Lake District tanto como pudimos debido a nuestro ajustado tiempo para llegar al siguiente destino y nos encaminamos de nuevo dirección Liverpool.
Confieso que mis expectativas con respecto a la ciudad de los Beatles no se vieron mermadas. La ciudad era genial, el hotel fue estupendo y nos permitió un desayuno caliente gracias al abastecimiento de té, café y una tetera. Nuestras camas no eran literas sino que estaban puestas sucesivamente, recordaba al cuento de Ricitos de Oro, o al menos a mi me lo recordó.
Creo inexcusable hacer una mención especial a esta primera noche de los cuatro. Este era nuestro primer viaje juntos, apenas nos conociamos los unos a los otros poco más de lo que habíamos tenido tiempo de conocernos dentro de un coche y la ciudad en la que estábamos era, personalmente, mágica y llena de vida musical nocturna.
Tras dejar nuestras pocas pertenencias en el hotel nos dirigimos hacía el famoso The cavern al que, tras un pequeño fallo técnico/tecnológico, llegamos con el tiempo justo para pagar la cuota mínima de entrada (el vasco es gafe, pero siempre sale airoso. Parte I) . Música en directo, un bar con muy buen ambiente, una buena cerveza y una compañía agradable es lo peor que se puede decir de la noche. Bebimos, reimos, bailamos e incluso dos de nosotros nos subimos al escenario para fotografiarnos con los músicos. Sinceramente, para ser unos casi completos desconocidos los unos de los otros creo que tuvimos un inmejorable comienzo.

  • Domingo, 12 de octubre.
Los nenes siguen sobre ruedas. Paradas:
Manchester y Reeth
 Si tengo que decidir un día como el menos atractivo, ese sería sin duda este. Quizás fuese porque en un principio pensé que Manchester sería una ciudad más interesante y menos gris o, quizás,  simplemente fuese por el tiempo que dedicamos a ir de un sitio a otro en coche y del cansancio que ya empezabamos a acumular. En cualquier caso, tras nuestra temprana  visita a los sitios más emblemáticos de Liverpool, nos marchamos rumbo hacia Manchester. Ciudad gris e industrial... pasamos casi todo lo que nos quedó de día en Manchester, viendo sus diferentes calles y mojándonos. Fue en Manchester donde, por avatares del destino, el señor vasco recibió una notificación de que no teníamos habitación en el hostal que él había reservado, sencillamente porque el hostal había cerrado por un fallo en la alarma de incendios. "Genial. Nos toca buscar nuevo hostal para mañana".
Al final del día nos dirigimos a nuestro siguiente hostal, completamente de noche y tratando de imaginar los lugares por los que pasabamos de camino, ya que Reeth daba la sensación de ser increiblemente hermoso (Y así lo fue a la mañana siguiente).
Llegar al hostal esa noche fue llegar a la Gloria después de un día sin parar. Ahora nos tocaba volver a buscar alojamiento para la próxima noche y, mirando el mapa, decidimos hacer un cambio de última hora y reservar en York. No habíamos pensando ir allí, pero nos pillaba de camino a Newcastle y no pintaba mal, por lo que el señor vasco hizo su segunda reserva, esta vez, para York. Todo marchaba bien y nos fuimos a dormir.

  • Lunes, 13 de octubre
Gabi, Fofó, Miliki y Fofito siguen de paseo. Paradas:
Shefield y York.
Hambre y frío. Después de varios días comiendo jamón, queso, mandarinas y pan de sandwich nuestro cuerpo nos pedía una comida en condiciones. La valenciana estaba ya cansada de conducir, la alemana, estaba callada y algo resfriada, el vasco hambriento y follonero (como siempre), y una servidora desesperada por comer algo distinto por fin. En Shefield (Que resultó una ciudad preciosa, por cierto), por fin entramos a una Union y comimos caliente y más o menos barato. Tengo que decir que me faltaron patatas porque aquí mis compañeros OSARON meter sus manos en mi comida. Algo que, como veis, nunca olvidaré y que tendrá sus represalias, amados mios. He dicho.
Tras ver Shefield nos dirigimos a York, camino a nuestro hostal, dulce hostal.... Cuál será nuestra sorpresa cuando llegamos al Younghostel (bastante majo, por cierto) y la recepcionista nos dice que no tenemos habitación reservada para hoy.... Y nuestra sorpresa primera se convierte en cierta necesidad de desear  matar a nuestro nunca suficientemente querido vasco... que había reservado la habitación para el día anterior por error....Bien.
(Aquí procede una pausa dramática para dar suspense a la historia y crear tensión....)

En este momento en mi mente surgieron las siguientes dudas: "¿Qué hacemos? ¿Matamos al vasco? Si lo matamos tenemos que repartir los gastos de viaje entre tres... " Y mientras pensaba en estas cosas de vana criminalidad sin importancia la recepcionista, muy amablemente, logró solucionarnos el entuerto. Asumiendo que se trataba de un error honesto no se realizó el cobro de la reserva y se dispuso a realizarnos una nueva para esa misma noche (el vasco es gafe, pero siempre sale airoso. Parte II). Con la tercera reserva cargada a la misma cuenta nos dirigimos con nuestras tarjetas hacia la habitación que nos han dado. ¿¿Pero para qué vamos a terminar nuestras aventuras ya?? Realmente, el mismo momento en que abrimos la puerta de nuestra habitación fue como entrar en otra dimensión: Un tenderete de rosas bragas faja tamaño carpa de circo (más o menos, tampoco seamos exagerados) junto a otras prendas de ropa en la misma línea erótica y unas señoras de edad madura-avanzada dentro de NUESTRA habitación... Bien.
(Nueva pausa dramática de esas que te dejan con mucho, mucho suspense...)

¿Qué pasó entonces? Para acortar, nuestra célebre recepcionista que tan bien se había portado con nosotros tras el fallo con la reserva había cometido exactamente el mismo fallo que nuestro compañero de fatigas. Exacto, nos había vuelto a reservar una habitación.... para ayer. Evidentemente hoy la habitación estaba ocupada y, no solo eso, no tenían habitación para ofrecernos. Genial ¿verdad? tercera reserva nula y en busca de la cuarta reserva de la noche y sin tener ni idea de dónde. Finalmente, logramos reservar por teléfono en otro hotel de York y... ¿Qué pasó entonces?
(chán-chán-chán....)

Absolutamente estupendo. Tras nuestra cuarta reserva, POR FIN pudimos dejar las cosas en algún lugar. Entramos a un hotel en el que nos dieron una habitación con unas... ¿12? ¿10 camas? para nosotros solos.
Salimos de la habitación y le preguntamos a nuestros señor recepcionista algún sitio para salir a tomarnos una cervecilla, mientras las tres féminas nos preguntabamos sobre la nacionalidad del sujeto en cuestión que estaba.... apañao ( No, va, en serio, estaba muy bueno) hasta que la tita valenciana decidió preguntarle '¿Oye bonico, y tú de ánde ereh?' .... Africano, nos dijo, y nos recomendó un bar cercano (The Golden)... Salimos ganando en hotel y en recepcionista.

'The Golden'. Entramos, un esqueleto sentado en la barra nos da la bienvenida y vemos un improvisado lugar para una especie de concierto. Estupendo, música en directo: Here we go! Nos pedimos nuestras bebidas y aparecen dos chicos con sus respectivas guitarras.... ¿Cómo explico esto?.... Sencillamente fue impresionante la atmósfera que se creó en ese momento. Canciones melódicas, una voz.... terriblemente impresionante, y nosotros disfrutando de un ambiente cálido y cercano a primera línea del concierto.
Tampoco podemos olvidar en este punto la aparición estelar de nuestra crazy valenciana, que tuvo a bien sugerir una sui generis canción a los músicos que, sin dudarlo, empezaron a tocar mientras el bar estallaba en risas.Por supuesto.... ya que nos ponemos tiquismiquis... no voy a censurar mi momento de exaltación asesina cuando, tras finalizar el concierto decidimos comprar el CD y leo The Y Street band.... Tengo que alegrarme de que las personas del bar no entendieran lo que en ese momento empecé a soltar por mi dulce boca.... Lo siento chicos, me cegué....Me cegué mucho.... ¡¡ Pero la culpa es de ellos!!

  • Martes, 14 de octubre.
Recoge que nos vamos. Parada:
Newcastle.

Despertamos en York el martes y tras ver y disfrutar todo lo que pudimos de la ciudad (impresionante ciudad, con una mención especial al museo de trenes que para nada fue lo que me esperaba), partimos hacia nuestra última parada: Newcastle.
Yo no recuerdo que nos hayan pitado más veces en el coche de lo que lo hicieron en Newcastle. Que te equivocas un poquito y que te metes en dirección contraria y haces varias pirulas.... pues son cosas que pasan en la mejores familias, tampoco hay que tocar el pito a la mínima.... Newcastle es, como la mayoría de los lugares que vimos, increiblemente bonita. Tuvimos la oportunidad de ver la catedral, el muro de Adriano, un museo con momias incluídas y el Castle, que para nada era New (tu tu tun-chás!). Creo que a estas alturas estabamos tan sumamente muertos y hastiados de todo que no podíamos ni con nuestras propias almas. Tras disfrutar de la ciudad todo lo que pudimos de la ciudad emprendimos la marcha de nuevo a Glasgow y a nuestros hogares.... ¡¡y a perdernos de vista!!

¿Qué se desprende de todo este viaje? Personalmente, creo que fue un viaje inolvidable, que merecía un texto en el que plasmar todo lo posible de este viaje. Por último, debo hacer una serie de menciones especiales de cada uno de los compañeros antes de terminar esta entrada:
  • Mención especial a las psicodélicas/filosóficas preguntas de la valenciana nos lanzaba como a la que se le caen las palabras de la boca dejándonos con las ruedas para arriba....
  • Mención especial a la paciencia y cercanía de nuestra chica alemana que fue un encanto a pesar de estar algo malucha y tenerme a todo momento dándole la tabarra preguntándole si se encontraba bien. 
  • Mención especial al vasco porque a pesar de ser follonero y toca huevos, descubrimos que tiene un sentido del humor increíble y que además puede ser tremendamente gracioso si se lo propone... a pesar de ser vasco, ya ves. 
  • Mención especial al que haya terminado de leer esto.... Porque es muerte. Lo reconozco. 
No puedo hablar por el resto, pero desde mi punto de vista, todos hemos aprendido algo nuevo tras este viaje, de nuestros compañeros o de nosotros mismos pero sin duda algo nuevo se ha quedado con nosotros Me alegro mucho de haber compartido este experimento con vosotros y de todo lo que hemos hecho y vivido juntos. Gracias, porque entre todos lo hicimos y lo disfrutamos.

lunes, 27 de octubre de 2014

Peces de ciudad

Remontémonos al momento en que llegamos a estas tierras.

Hace dos meses llegué a Escocia, con un pobre inglés, dos maletas repletas de ropa, medicinas por el "por si acaso", un póster de Bruce Springsteen sin estrenar, varias fotos  y mucha, mucha intriga. Desde que entré en el avión, me puse a analizar todas mis inseguridades:
  • No sabía cómo llegar a ninguno de los colegios donde debía dar clase ni cómo debía comportarme o, incluso, vestirme para ir a ellos. 
  • No sabía cómo sería la casa donde viviría ni la persona con la que compartiría mis días a partir de ese momento. 
  • No sabía, absoluta y llanamente, nada.

Además de esto, tenía la maravillosa sensación de que estaba dejando todo un mundo atrás. Mis amigos, mis familiares, las personas que más me importaban en este mundo se quedaban en mi país y yo, sin más, me iba. No puedo negar que fue más duro de lo que logro admitir hacerme a la idea de que no los vería día a día, pero tampoco puedo negar que había estado esperando esta oportunidad durante años y que este era el momento de hacerle frente. Lo afrontaba con tristeza, pero con mucha entereza y ganas de hacerme valer por mi misma en un nuevo lugar, en una nueva aventura.

No puedo desglosar aquí todo lo que ha ocurrido en estos dos meses. He conocido gente maravisollosa, me he acomodado en una casa muy acogedora con una compañera de piso agradable y cercana, he viajado, comido, bailado, bromeado, experimentado, bebido, vomitado, llorado, reído, sufrido un referendum y, en definitiva, vivido infinidad de momentos con y sin compañia. Porque a veces es necesaria la soledad para entender ciertas experiencias.

Aún así, tengo que agradecer al azar, al destino, a la causalidad o a la casualidad, el haber tenido la oportunidad, no sólo de estar en el lugar en el que me encuentro, sino de estar aquí junto a la gente que también se encuentra aquí. Sé que sin duda gran parte de esta aventura no sería igual sin ellos, sin esta gran familia que hemos creado de la nada para querernos un poco en la fría y húmeda Escocia.

Finalmente, ¿Por qué Peces de ciudad? Bien, Sabina dice en Peces de ciudad que " al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver ". Desafiando al cantautor, aquí estoy de nuevo sin arrepentirme de mi elección. Sin arrepentirme, jamás.

https://www.youtube.com/watch?v=kYAueiKXzbU